lunes, 27 de mayo de 2019

¿Sabes quién puso el nombre al IES Bajo Guadalquivir?

Por el IES Bajo Guadalquivir, desde su inauguración, han pasado miles de personas (profesorado, alumnado, conserjes, administrativos, personal de limpieza…). Todos nos han dejado su huella y algunos la han dejado muy marcada en nuestra memoria y nuestros corazones.
Este es el caso de Blas del Ojo, a quien queremos homenajear desde nuestro grupo de trabajo de “Recuperación y Difusión del Patrimonio Histórico-Educativo”, pues no hace mucho que nos dejó, pero vivirá siempre con nosotros
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Blas estudió perito agrícola en Sevilla y desarrolló su trabajo como profesor de Formación Profesional de la Rama Agraria, entre otros centros, en la Universidad Laboral de Sevilla, en el IES de la Granja de Jerez… Llegando a nuestro centro en 1986, cuando en Lebrija y en nuestro instituto se vivía de otra manera.
Yo, personalmente, conozco a Blas desde siempre. Fuimos vecinos del lebrijano barrio del Pilar y muy amigos durante toda la vida. Compartimos muchísimos momentos cuando estudiábamos en Sevilla. Nunca olvidaré que cuando venía a vernos nos decía: “ha llegado el “Tío Blas” a ver a los sobrinos”, y nosotros no podíamos sino reírnos. Y es que así era Blas, espontáneo, cercano, amigo de sus amigos. Siempre estaba cuando lo necesitabas.
Más tarde, la vida volvió a unirnos en el Instituto, donde fuimos compañeros durante muchos años. 

Allí, los que tuvimos relación con él y con la Rama de Agraria, fuimos testigos de su compromiso con el alumnado y con la enseñanza de la agricultura, pues gracias a profesores como él el IFP Bajo Guadalquivir adquirió un gran prestigio, implantándose en él la enseñanza de la agricultura tanto intensiva como extensiva.  

Entre otras muchas cosas, Blas luchó para dotar al centro de una parcela para que los alumnos hicieran las prácticas de los cultivos que se sembraban en la comarca: algodón, remolacha, girasol, trigo… Además, junto con otros compañeros (Ildefonso Carrasco, Joaquín Real, Miguel Carrizosa, Luis Ramos, Paco Jiménez…) consiguió adaptar los contenidos de las programaciones a la realidad de Lebrija, logrando unos invernaderos de primera categoría para el instituto. 

En los meses de verano, tenía que estar pendiente de los cultivos de la parcela, pues el algodón y la remolacha no entienden de vacaciones. Nunca faltó a ello, siendo este un reflejo más de su compromiso y su pasión por su profesión. 

Tampoco faltó en la semana ecológica, en la que se fomentaba el cuidado de la naturaleza a través de la plantación de árboles, la sensibilización hacia el reciclado, el reparto de flores… y que culminaba en una jornada de convivencia de todos en La Algaida.


Fuimos muchos compañeros, algunos los he mencionado antes, pero no puedo dejar de recordar a Paco Torres, Emilio Delgado, Juan Antonio Rodríguez Asensio, Curro Sánchez, Dolores Vidal, Juan Viel, Mª Jesús Aveledo, José Antonio Salgueiro… y tantos y tantos.

Pero no todo era trabajar, también teníamos nuestros ratos de diversión. Por aquel entonces, después de las clases, un grupo de compañeros tomábamos una cervecita en la cafetería del instituto, junto a Miguel y Mari, donde luego llegaban profesores y alumnos que venían de trabajar en la parcela. Y aquello se convertía, sin pensarlo, en una reunión de amigos. Era otra forma de convivir con ellos, de conocerlos fuera del trabajo.


Y es que a Blas tenemos que agradecerle muchas cosas. Nos aportó y nos enseñó mucho, tanto en lo profesional como en lo personal. Incluso el nombre de nuestro centro tiene un pedacito de él, pues fue quien lo propuso al Claustro y al Consejo Escolar de entonces aprobándose la denominación de Instituto de Formación Profesional Bajo Guadalquivir.

Como anécdota y gracias al trabajo de investigación de nuestro coordinador, José Antonio Salgueiro,  ha encontrado que el primer nombre del centro fue publicado con error y se llamó Instituto de Formación Profesional Axati (BOJA 48 de 20/6/1989. ORDEN de 27 de abril de 1989), que después fue rectificado en el corrección de errores (BOJA  84 de 20/10/1989. Orden de 22 de septiembre de 1989).  

Pepe Calderón

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